Con el fondo gangoso de un sentimental bandoneon modulando tristemente las mundialmente famosas notas de «Caminito», van rodando los recuerdos por las antiguas calles del mas pintoresco barrio de la urbe portena. Barrio de Juan de Dios Filiberto y de Quinquela Martin, ciudadanos inconmovibles del siempre rumoroso y apacible rincon «zeneise», que encierra en su anosa estructura, los aires de viejas canzonetas que trajeron a nuestras playas, hombres laboriosos que fueron haciendo inmensa la margen Norte del tumultuoso trafico fluvial del Riachuelo.
Acento genoves que se fue esparciendo, por sus arterias de lomo desparejo, donde la clasica «verdulera» jugaba el principalisimo papel , en las estrofas evocadoras de la tierra natal que lentamente se alejaba mas y mas, del esperanzado regreso de aquel que sin proponerselo, estaba fundando «la patria chica», en la que anclarian fornidos hombres de mar que poblaron el humilde y digno barrio boquense.
Pero asi como La Boca,se estremecia al conjuro de aquellas canciones genovesas del nostalgico navegante, el tango iba ganando posiciones en distintos lugares de la barriada, con la presencia de genuinos exponentes del arte musical de Buenos Aires. El «Cafe Royal» de Suarez y Necochea, donde Francisco Canaro con Samuel Castriota y Vicente Ludoca, deleitaban a la concurrencia con un repertorio clasico de la epoca.
En el mismo encuentro de aquellas calles, otro cafe presentaba a los hermanos Vicente y Domingo Greco. Por la calle suarez – muy cerca de los anteriores- en el cafe «La Marina» se lucia Genaro Exposito, el recordado «Tano Genaro». Frente a este acumulaba triunfos, Roberto Firpo. Por la calle Necochea, en locales similares, estaban Luis Bernstein y Angel Villoldo, este ejecutaba la guitarra y la armonica a la vez.
Las actuaciones de Villoldo -frente al local donde estaba Canaro- eran seguidas por muchos amantes al tango, por el despliegue del guitarrista, flautista y cantor criollo, que se presentaba en el «Cafe- Concert». Alli comenzaron a formarse las pequenas formaciones orquestales, las mismas que mas tarde, pasado el ano 1910, comenzaron a conocerse con la denominacion de «orquestas tipicas», lanzandose a la conquista del centro de la ciudad y aduenandose del alma del pueblo.
El barrio de La Boca o «La Republica de La Boca», como fue bautizada, penetro en la mente creadora de los poetas del tango, hallando bajo su techo de estrellas, la fuente inspiradora de hermosas canciones que nos acercan a la subyugante policromia de sus casitas de chapas, nos llevan del brazo por La Vuelta de Rocha y un lugubre bodegon – con la infaltable pintura de Quinquela Martin- acerca a nuestros oidos, la melancolia de una canzoneta que hermanada con el rezongo de un tango, nos habla de un barrio que cultiva ferovorosamente las costumbres de sus mayores, sin olvidar la cancion del pueblo que los acogio en su seno.
En esta seleccion de obras populares esta presente la barriada que forma parte de la historia del tango y en ellas, esta implicito el homenaje de nuestra admiracion por La Boca.-
Una nota de Antonio Canto
Extraido del LP «La Boca en el tango» RCA Victor
Los temas incluidos son: «Riachuelo», «Fondin de Pedro Mendoza», «Tinta Roja»,»Tanita de la proa», «Tristeza Marina»,»La Vuelta de Rocha», «Niebla del Riachuelo», «Una carta para italia»,»Caminito», «Canzoneta»,» El Morocho y el Oriental» y «Quinquela».-